
La historia de Marieni, una adolescente cuya vida fue truncada por falsas promesas y decisiones apresuradas, es un reflejo de lo que muchos adolescentes enfrentan hoy en día: la desobediencia a los padres, el abandono de los estudios, los engaños disfrazados de amor y las consecuencias de un embarazo prematuro. Marieni, llena de sueños y con toda una vida por delante, salió de casa una mañana rumbo a la escuela.
Sin embargo, en el camino, un hombre mayor, astuto y manipulador, la convenció con palabras bonitas y promesas falsas: “Tu mamá no te entiende, pero yo sí. Contigo seré diferente; viviremos juntos en un lugar donde serás libre y feliz”. Marieni, confundida y vulnerable, cedió a su insistencia, creyendo en ese falso amor.
Pronto se dio cuenta del error. La “vida soñada” que le prometieron resultó ser una pesadilla: pobreza, abuso y aislamiento en una pequeña casa que no se parecía en nada al hogar prometido. Mientras los días pasaban, Marieni anhelaba su hogar y los consejos de su madre, pero ya era demasiado tarde.
Meses después, Marieni enfrentó complicaciones en un embarazo prematuro. Su cuerpo joven no resistió. Falleció en el hospital, dejando un profundo dolor en su familia y una madre destrozada por el vacío de su ausencia.
La tragedia de Marieni no es un caso aislado. Cada día, jóvenes son víctimas de manipuladores que se aprovechan de su inocencia y de las tensiones que suelen existir entre padres e hijos. Estos engañadores saben cómo hablarles, cómo prometerles mundos irreales y cómo alejarlos de quienes realmente los aman.
Como sociedad, debemos actuar para evitar que estas historias se repitan. Es momento de reflexionar: ¿Qué estamos haciendo para proteger y guiar a nuestros jóvenes? ¿Estamos escuchándolos realmente? ¿Les estamos dando las herramientas para distinguir entre un consejo sincero y una trampa disfrazada de amor?
La educación es la clave. Enseñar a nuestros jóvenes a valorar los estudios, a confiar en sus familias y a identificar promesas vacías puede marcar la diferencia entre un futuro brillante y uno lleno de dolor.
Hoy, desde este espacio, invitamos a cada padre, maestro y ciudadano a ser parte del cambio. Hablemos con nuestros jóvenes, no con sermones ni imposiciones, sino con empatía. Mostremos que la educación es un pilar inamovible, que las promesas vacías solo llevan a caminos oscuros y que su valor como personas está más allá de cualquier cosa que le puedan prometer.
La historia de Marieni nos recuerda que las decisiones de hoy construyen o destruyen el mañana. Aprendamos de su experiencia y asegurémonos de que ningún otro joven tenga que pagar con su vida por un error evitable.
El destino de Marieni no debe repetirse. Juntos, podemos construir un futuro donde nuestros jóvenes puedan crecer seguros, educados y libres de los riesgos que ella enfrentó. ¡Que viva la juventud, pero con sabiduría y esperanza!
Tomado del libro «MOMENTOS», de la autoría de Bartolo de Jesús González
0 Comentarios